Oficialmente el fútbol está de vuelta. Despues de unas cortas vacaciones futbolísticas por la disputa del Mundial, el balón ha vuelto a correr en España con la disputa del partido de ida de la Supercopa de España en el Estadi Olímpic Lluís Companys que enfrentó al equipo local, el RCD Espanyol, actual campeón de copa, con el FC Barcelona, actual campeón de la Primera División y flamante campeón de la Champions League.
Y lo cierto es que el partido decepciono, lo cúal es lógico en las fechas en las que estamos. El ritmo de juego fue lento e incluso en momentos llegó a ser tedioso. La circulación del balón era lenta y el ritmo físicode los jugadores tampoco ayudaba a que sucediera algo distinto.
Ante esta situación se impuso la lógica y el talento y fue el Barça el que dió el primer golpe con el gol de Giuly justo antes del descanso en la única aparición de Ronaldinho en el partido, que le pusó un balón genial al francés para que batiera a Gorka.
Y eso fue todo, con la excepción de cierta dureza en las entradas por parte de ambos equipos y la entrada en la cancha de Leo Messi, que dejó unas cuantas pinceladas de su mágico fútbol, evidenciado también su, en mi opinión, único defecto: el acierto cara a puerta.
Mañana sabremos el desenlace aunque parece que ya tenemos a un claro favorito.
